Normalmente, el cuerpo humano se defiende de los agentes perjudiciales, como virus o bacterias. A veces las defensas atacan violentamente la mayoría de las cosas leves, como el polvo, el moho o el polen.
Estas alergias suelen manifestarse en la infancia o la niñez, y pueden alterar la capacidad del niño para dormir bien, desenvolverse en la escuela y llevar una vida normal. Si sospecha que su hijo tiene una alergia, póngase en contacto con un profesional de atención médica para que le hagan pruebas.
Puede producirse una reacción alérgica en cualquier parte del cuerpo. Esto incluye la piel, los ojos, el revestimiento del estómago, la nariz, los senos paranasales, la garganta y los pulmones. Estos son los lugares donde las células del sistema inmunitario combaten los gérmenes que se inhalan, se tragan o entran en contacto con la piel. El sistema inmunitario produce grandes cantidades de los anticuerpos llamados inmunoglobulina E (IgE).
Se trata de un arma química compleja que ataca y mata al “enemigo”. Cada anticuerpo IgE se dirige exactamente a un alérgeno determinado o a algo que causa la alergia. De esta manera, se fabrican y desprenden sustancias químicas inflamatorias. Esto hace que el niño sienta algunos síntomas graves o incluso potencialmente mortales.