El dolor persistente en la vejiga o en la pelvis y la necesidad urgente de orinar pueden ser signos de infección urinaria.
Sin embargo, si no hay bacterias presentes, podría tener cistitis intersticial (interstitial cystitis, IC), también conocida como síndrome de dolor de vejiga, una afección angustiante que afecta a entre 3 y 8 millones de mujeres en los Estados Unidos, según la Asociación de Cistitis Intersticial.
Algunas personas con IC experimentan brotes periódicos. Otros tienen dolor persistente y necesitan orinar hasta 60 veces al día.
Al visitar a su proveedor de atención médica, puede aprender a manejar mejor sus síntomas.
Actualmente, no hay pruebas de laboratorio para diagnosticar la IC. El proveedor de atención médica realizará el diagnóstico después de descartar otras posibles afecciones de salud y cuando haya tenido síntomas de IC que persisten durante al menos seis semanas sin una causa subyacente aparente, como una infección urinaria.
Si tiene sangre en la orina, su médico podría hacerle una cistoscopia. Durante el procedimiento, el médico inserta una pequeña cámara a través de la uretra hasta la vejiga para detectar cualquier anomalía.
Una cistoscopia con hidrodistensión, realizada mientras está bajo anestesia, examina la vejiga a través de un cistoscopio y la estira para ayudar a aliviar algunos de sus síntomas.
El médico puede ver si tiene marcas rojas del tamaño de una punta en la pared de la vejiga, también llamadas glomerulaciones o hemorragias petequiales, o úlceras de Hunner, que son áreas de inflamación en la pared de la vejiga. Ambos se han vinculado a la IC.
Hay opciones más avanzadas disponibles si el tratamiento preliminar no tiene éxito.
Es posible que necesite uno o más de estos tratamientos, según los síntomas. Para ayudarle a usted y a su proveedor de atención médica a encontrar la combinación más eficaz, revise las pautas clínicas de la Asociación Americana de Urología (American Urological Association, AUA) para la IC.