A medida que la vejiga se llena, el cerebro envía una señal para contraer los músculos del piso pélvico y la uretra. Estas contracciones musculares cierran la uretra para ayudar a retener la orina en la vejiga. Una vez que la vejiga se siente llena, envía una señal de regreso al cerebro. Si tiene ganas de ir al baño, el cerebro responde con una señal que afloja los músculos y permite que la orina fluya de la vejiga, a través de la uretra y fuera del cuerpo.
Se supone que el cerebro, la vejiga y los músculos del aparato urinario trabajan juntos para controlar el flujo de orina. Cuando tiene incontinencia de urgencia o vejiga hiperactiva, se rompe alguna parte de este circuito.
Tiene vejiga hiperactiva cuando siente una necesidad imperiosa de ir al baño con más frecuencia que lo normal. Tiene incontinencia de urgencia cuando la necesidad imperiosa relacionada con una vejiga hiperactiva le impide retener la orina antes de ir al baño.
Si observa que va a al baño con frecuencia, es posible que los músculos de la vejiga se contraigan antes de que el cerebro esté listo para permitirlo. O bien, es posible que el cerebro envíe señales en el momento correcto, pero que los músculos estén demasiado debilitados o no coordinados para funcionar de forma adecuada. Si simplemente tiene una necesidad imperiosa de orinar, es posible que haya un problema con los nervios que usa el cerebro para transmitir las señales.
Un pequeño porcentaje de personas con afecciones neurológicas, como la enfermedad de Parkinson o antecedentes de accidentes cerebrovasculares, es propenso a tener estas afecciones. Ciertos medicamentos también pueden provocar vejiga hiperactiva.
Estas afecciones empeoran de forma progresiva con la edad. Aproximadamente el 10 % de las mujeres de 20 a 30 años las experimentan. Hasta un 40 % de las mujeres de 80 a 90 años tienen vejiga hiperactiva.